En Enero de 1978, los Sex Pistols se embarcaron en una gira por los Estados Unidos. Para la ocasión Malcom McLaren, quien no se esperaba que aquella fuera la última gira de los Sex Pistols, contrató conciertos en los clubs de la América más profunda, donde sabía de antemano que la actuación de sus chicos provocaría situaciones hostiles que harían que la fama del grupo subiera como la espuma. En el trascurso de dos semanas Sid Vicious, ahora adicto a la heroína, comenzó a hacer honor a su nombre. A principios de la gira, Sid salió a comprar droga por los alrededores del hotel donde se alojaba en Memphis, Tennessee, y terminó en un hospital con las palabras "Dame un arponazo" grabadas en el pecho con una navaja.
Durante otro show en Dallas, Texas, escupió sangre a una mujer que había subido al escenario y le dio un puñetazo en la cara. Durante un concierto en San Antonio, Texas, Vicious después de insultar al público unas cuantas veces terminó golpeando a un miembro de la audiencia en la cabeza con su bajo.
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