Durante una fiesta en 1986 llegó el flechazo y la idea de vivir juntos, aunque pronto aparecieron los arranques de ira de Rose, así como episodios violentos que fueron una constante hasta el final de la década. De uno de esos brotó, irónicamente, un impulsivo plan de contraer matrimonio el 27 de abril de 1990, cuya respectiva anulación fue solicitada por Axl menos de un mes después. Subibajas cuasi cómicos y cientos de frases tormentosas que reflejaron fielmente el tipo de amorío que sostenían los tórtolos. “Erin fue el gran amor de mi vida, me separé precisamente por eso, porque la amaba tanto que me hacía sufrir mucho” , dijo en su momento Rose. Pianos destruidos, arranques de cólera, sobredosis y alaridos de madrugada que pedían auxilio a los vecinos, pasando por una acusación formal de Erin en la que alegó abuso sexual con penetración de parte de Axl, fueron sólo ejemplos de la clase de relación que protagonizaron, pero quizá lo que marcó el desenlace del vínculo tuvo que ver con el deseo del músico de tener, sí o sí, un hijo con ella. El embarazo se logró, pero la pareja perdió al bebé a los tres meses de gestación por un aborto espontáneo.
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